¿Cómo proteger el coche del hielo?

Llega el invierno, y un año más tenemos que hacer frente a uno de los mayores enemigos de los conductores: el hielo. Y es que, debido a las bajas temperaturas de esta época del año, si dejamos el coche aparcado en la calle durante la noche, es muy probable que lo encontremos cubierto por una fina capa de hielo a la mañana siguiente. Y eso es un problema, tanto para conducir, como para la propia integridad del vehículo. ¿Y qué hay que hacer para proteger el coche del hielo?

Los que viven en las zonas más frías del país están más que acostumbrados a lidiar con este problema, por lo que saben muy bien cómo combatirlo de un modo eficaz. Pero lo que tenemos nuestra residencia en zonas más cálidas, cuando somos víctimas de las heladas, podemos no saber muy bien cómo hay que actuar. En este artículo, daremos algunos trucos para proteger el coche del hielo en invierno.

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Los mejores consejos para proteger el coche del hielo

A continuación, hemos recopilado los mejores tips para proteger el coche del hielo en invierno. Se trata de sencillas acciones que, si las llevamos a cabo durante la época de frío y heladas, podremos conseguir que el fatídico hielo no afecte a nuestro vehículo. Toma nota:

  1. Cubrir el coche con una lona.
    Con el sencillo gesto de cubrir el coche con una lona, nos evitaremos la mayor parte de los problemas relacionados con el hielo en el coche. Existen lonas para el parabrisas, con las que evitaremos esa molesta capa de hielo en los cristales que no nos deja ver nada; y también hay lonas que pueden cubrir toda la carrocería del vehículo, que ofrecen una protección muy superior, ya que no solo evitan la aparición de hielo en los cristales, sino que también protegen otras piezas y componentes sensibles de las bajas temperaturas.
  2. Separar los limpiaparabrisas del cristal.
    Es muy común que, tras una helada, los limpiaparabrisas se queden adheridos al cristal por culpa del hielo. Para evitar que esto suceda, podemos dejar los limpiaparabrisas ligeramente separados del cristal. Para ello, podemos ayudarnos de cualquier objeto pequeño que, colocado entre la escobilla del limpiaparabrisas y el cristal, evite el contacto.
  3. Proteger la batería.
    La batería es uno de los componentes del coche que más sufren con el frío. Y es que, con las bajas temperaturas, pierde carga más rápidamente, y ve reducido su rendimiento de manera notable. Por eso, aunque el hielo propiamente dicho no vaya a entrar en contacto con la batería, conviene proteger el coche contra el hielo para que este no contribuya a bajar aún más la temperatura de la batería en invierno.
  4. Renovar el líquido anticongelante.
    El líquido anticongelante es muy útil a la hora de evitar que los fluidos del coche se congelen cuando llegue el invierno y las bajas temperaturas. Sin embargo, con el tiempo, el líquido anticongelante va perdiendo propiedades y puede incluso caducar. Por eso, nunca está de más que, antes de la llegada del frío, purguemos el circuito y sustituyamos el líquido anticongelante del año anterior por uno nuevo.
  5. Proteger las cerraduras.
    Puede que, debido al frío y al hielo, nos encontremos con las cerraduras del coche heladas y no podamos abrir. En esos caso, jamás debemos intentar introducir la llave o girarla por la fuerza, ya que podríamos dañar el mecanismo y dejar la cerradura inservible. En lugar de eso, podemos utilizar un secador de mano para derretir el hielo, o aplicar un poco de alcohol etílico para fundirlo. Y si somos de los que prefieren prevenir antes que curar, podemos utilizar una lubricante en aerosol en la cerradura, para evitar que se congelen en invierno.
  6. Utilizar el ralentí.
    El motor de un coche es una pieza de ingeniería que debemos cuidar adecuadamente para que no pierda rendimiento ni se dañe. Una de las claves para prolongar la vida del motor es hacer que todos los fluidos trabajen a la temperatura adecuada. Aunque eso es más complicado en invierno. Por eso, antes de conducir, conviene arrancar el coche y dejarlo un par de minutos al ralentí. Esto hará que los componentes y fluidos cojan la temperatura adecuada antes de ponernos en marcha, y así evitaremos posibles daños.
  7. Llevar siempre una rasqueta.
    Nunca está de más contar con una en el coche. ¡Del mismo modo que llevamos un gato por si pinchamos una rueda y hay que cambiarla! Con una rasqueta, no importa dónde nos coja la helada, ya que siempre tendremos a mano una herramienta con la que desprender el hielo del parabrisas para poder ver y reemprender la marcha con seguridad.

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